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Los edificios más populares (y flipantes) de Barcelona

Barcelona no es solo playa, tapas y guiris rojos como gambas. Es una ciudad que parece un parque temático de arquitectura. Vas caminando tan tranquilo y de repente… ¡pum! Una catedral medieval, una casa con balcones que parecen huesos, un rascacielos que brilla como ovni… Esta ciudad no se corta. Aquí te dejo algunos de los edificios más populares (y peculiares) que hay que ver, sí o sí, aunque te duelan los pies.

La Sagrada Familia: la obra más lenta del mundo

La Sagrada Familia es el edificio más famoso de Barcelona y posiblemente el más lento de construir del universo. Empezaron en 1882 y aún no han terminado. O sea, ya va siendo hora. Pero oye, cada piedra vale la pena. Es como entrar en una iglesia psicodélica diseñada por alguien que desayuna arcoiris. Gaudí, el arquitecto, está enterrado dentro. Literalmente. Así de comprometido estaba con el proyecto.

El interior parece un bosque de piedra. Las columnas son como árboles y la luz entra como si fuera magia de elfos. A veces te mareas un poco de tanto mirar arriba, pero bueno, que no se diga que no te culturizas.

Casa Batlló: cuando Gaudí se volvió loco (pero bien)

Paseando por Passeig de Gràcia, de repente aparece esta casa que parece sacada de una peli de Tim Burton. La Casa Batlló es como una casa normal, pero después de haber pasado por una fiesta de disfraces. Balcones con forma de máscara, colores por todos lados, mosaicos, tejado que parece la espalda de un dragón… No hay una línea recta.

Y encima, te cobran por entrar como si fuera el Louvre, pero la experiencia vale la pena. Con audioguía inmersiva y efectos 3D, te sientes dentro del cerebro de Gaudí. Que, sinceramente, debía ser como vivir en otro planeta.

Torre Glòries: el supositorio que brilla

Antes se llamaba Torre Agbar, pero cambió de nombre porque… bueno, cosas de marcas. Esta torre es un rascacielos modernísimo que parece un supositorio gigante. O una bala. O una berenjena futurista. Lo que tú quieras. El caso es que por la noche se ilumina con luces LED y parece que va a despegar.

Está en la zona del Poblenou, que antes era un barrio industrial y ahora es como el Brooklyn barcelonés. Cafés hipsters, arte raro, y mucho coworking con nombres en inglés. Desde arriba, dicen que las vistas son brutales, pero eso sí, no vayas sin reservar.

Palau de la Música Catalana: ¡pero qué fantasía es esta!

Este edificio es como si alguien dijera: “vamos a hacer un teatro, pero con exceso de azúcar”. El Palau de la Música Catalana es una joya modernista que se esconde en pleno centro. Desde fuera ya es bonito, con columnas de colores, flores y esculturas, pero por dentro… ¡madre mía! El techo tiene un tragaluz de cristal que parece una gota de miel flotando en el aire.

Aquí se hacen conciertos, óperas y hasta flamenco. Ir a un concierto aquí es como escuchar música dentro de una tarta de cumpleaños de 5 pisos. No es broma. Bueno, un poco sí.

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